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Qué son los flavonoides
Los flavonoides están en el CBD
Si alguna vez has escuchado hablar de los flavonoides, seguro que te has preguntado qué son. Se tratan de unos compuestos pertenecientes del CBD. Sin embargo, la planta de marihuana no es la única que los ha hecho famosos, pues están presentes en varios sitios. Te recomendamos que leas también nuestro artículo sobre los beneficios del CBD para saberlo todo sobre nuestros productos.
De hecho, hay más de seis mil flavonoides repartidos por todas las frutas, hierbas y verduras. Los pimientos rojos o las naranjas deben su llamativo tono a estos compuestos por lo que, entre otras cosas, podemos decir que aportan color a nuestras vidas.
Cada uno de los colores es la representación de un tipo de flavonoide diferente. Es la respuesta que tiene la naturaleza para luchar contra las plagas, proteger las plantas y especificar su actividad celular. Además, desempeñan un papel importante en nuestra salud.
Dentro del término, podemos diferenciar cuatro grupos principales: flavonoides, neoflavonoies, isoflavonoides y antocianinas. Para simplificarlos, usaremos flavonoide para referirnos a todos.
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Flavonoides: Beneficios principales para la salud
Los flavonoides cuentan con numerosos beneficios para la salud del ser humano. Entre otras, por ejemplo, destacan sus propiedades anticancerígenas, debido a que inhiben las células cancerosas. Los estudios lo han centrado, sobre todo, en el cáncer de hígado.
También destacan sus propiedades cardiotónicas, pues potencian el músculo cardíaco y mejoran la circulación. Es decir, los flavonoides disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el corazón.
Mejoran la fragilidad capilar en los pacientes gracias a la mejor de la resistencia de los capilares, evitando que se rompan. Destaca, además, su propiedad antitrombótica, pues impiden la formación de trombos en nuestros vasos sanguíneos, mejorando la circulación.
Disminuyen, además, el colesterol, pues son capaces de terminar con la concentración del mismo, así como de los triglicéridos. Protegen también el hígado, disminuyendo la probabilidad de que aparezcan enfermedades relacionadas con este órgano vital.
Entre otras propiedades, los flavonoides, también protegen el estómago y cuentan con una clara función antiinflamatoria y analgésica. Se han usado, por ejemplo, para disminuir las dolencias de enfermedades como la artritis.
Por último, debemos mencionar sus beneficios antimicrobianos y propiedades antioxidantes en las plantas.
Sin embargo, después de varios estudios, se concluyó que cuentan con escasos o nulos efectos en nuestro organismo como antioxidantes.
Diferenciar entre flavonoides y no flavonoides
Para conocer bien este tipo de compuestos, es importante, también, saber diferenciar entre flavonoides y no flavonoides.
En el vino, por ejemplo, realizado a partir de la uva, tenemos un claro ejemplo de cómo ambos pueden coexistir sin ser lo mismo.
Poniendo como ejemplo la uva, los compuestos no flavonoides se pueden localizar en cualquier parte del racimo, sobre todo en la pulpa. En el caso de los flavonoides, los encontramos en las pepitas, los raspones y los hollejos.
Estos últimos son los encargados de darle ese tono característico a cada tipo de uva y, por ende, a cada tipo de vino. Además, también son los culpables del envejecimiento del caldo.
Flavonoides naturales
Los más comunes son los flavonoides naturales, que podemos encontrar en una larga lista de alimentos como frutas, verduras y hierbas. Para conocerlos más a fondo, se pueden dividir por tipo de flavonoide que encontramos en cada grupo de alimentos.
Alimentos ricos en flavonoides
Existe una gran variedad de alimentos ricos en flavonoides. Además, se pueden clasificar de acuerdo al tipo de compuesto que predomina en cada uno de ellos.
Los citroflavonoides, por ejemplo, los podemos encontrar en manzanas, moras, uvas, cebollas, cerezas, naranjas, toronjas, limones, brócolis, lechugas y tomates. Las rutinas están presentes en la cáscara de uva, de la mora y de los cítricos.
También en las del pimiento, en la manzana, el tomate y el brócoli, así como el vino tinto. Los idoflavonoides, por su parte, están contenidos en el tofu, la soja, los garbanzos, la leche, los frijoles o las lentejas. En las semillas de uva encontramos, además, las proantocianidinas.
Los pigmentos de las cerezas, los arándanos y las ciruelas se deben a la presencia de antocianinas. En el té verde, el negro, el rojo y alimentos como la pera, el cacao y la manzana encontramos flavonoides como las catequinas.
En la pimienta y la naranja hay hesperidinas. Por otra parte, encontramos kaempferol en brócolis, puerros, rábanos, la remolacha roja, las endibias y la toronja. Las cianidinas las encontramos en el rábano, las cerezas, las fresas y las moras.
Vitamina c y flavonoides
Los flavonoides son compuestos que fueron descubiertos por Szen-György, premio Nobel. En el año 1930, consiguió aislar de la cáscara de un limón la citrina, una sustancia encargada de regular la permeabilidad de sus capilares.
En un principio, estos compuestos se denominaron como vitamina P. También como vitamina C2 después de que se comprobara que algunos de ellos contenían propiedades muy similares a la vitamina C.
Sin embargo, que los flavonoides fueran vitaminas no pudo ser confirmado. Por este motivo, se abandonó esta forma de denominarlos sobre los años 50 del siglo pasado.
Isoflavonas: ¿Dónde se encuentran?
Las isoflavonas se definen como un tipo de compuestos naturales que existen en las plantas, desarrollando un importante papel en su crecimiento. Además, cuentan con infinidad de valores terapéuticos para nuestro organismo.
Al igual que los anteriores, se dan en un sinfín de alimentos como puede ser la uva, la cereza o la naranja.
También en bebidas como los tés verde y negro o el vino tinto y la cerveza. Además, cuentan con un papel especial en la soja.
En el caso de este alimento, en solo 100 gramos de soja podemos encontrar sobre 300 miligramos de dichas sustancias nutritivas.
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Flavonoides: contraindicaciones
A pesar de contar con un sinfín de beneficios y propiedades, los flavonoides también cuentan con contraindicaciones. Son mucho menos numerosas que los primeros, pero debemos tenerlas en cuenta para no dar ningún paso en falso con ellos.
Entre las que más destacan, llaman la atención la hipersensibilidad, la cefalea, las reacciones y alergias o los rubores.
Todos ellos pueden aparecer cuando comenzamos un tratamiento específico que los tenga como principal reclamo. Desaparecerán tras su suspensión.
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